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jueves, 22 de enero de 2009

BUENO, JUSTO, FIEL Y ENTREGADO PERO… ENDEUDADO.



Vivimos En una cultura donde las deudas forman parte regular de vida y hemos sido enseñados directa o indirectamente a desenvolvernos en esa esfera ignorando principios vitales que nos podrían liberar de dolores y quebrantos tanto personales, como familiares.
Veamos por un momento los elementos que pueden rodear una vida infectada por las deudas:

LA DEUDA NO SOLO ME ESCLAVIZA A MI EN VIDA, SINO A MI CONYUGE LUEGO DE MI MUERTE. “Mi esposo ha muerto”.
Estoy llamado a ser una bendición en vida y una prolongación de esa bendición.
En mi muerte, jamás una maldición. Un factor determinante en la vida de toda mujer es búsqueda de su seguridad. No de riqueza, pero si de seguridad. No soy una isla, soy un continente, lo que no arreglo dentro de mi tarde o temprano afectará a quienes me rodean.

LA DEUDA ESCLAVIZA A MIS HIJOS. “Ahora resulta que el hombre con quien estamos endeudados ha venido para llevarse a mis hijos como esclavos”.
Al morir el esposo, la próxima fuente humana de provisión sería sus hijos, pero… Al ellos convertirse en esclavos por la deuda de su padre, esta mujer quedaría sin sustento.
El Problema que el esposo le dejo fue Cuádruple:
1. Familiar (Ese esposo murió),
2. económico (La familia quedó con deudas),
3. social (Sus hijos serían esclavos) y
4. ministerial (Una mancha en su ministerio que afectaría a sus hijos).
¿Qué estamos dejando a los hijos? Hay tres cosas que podemos dejarles:
1. Souvenir.
Muchos luchan y se desesperan en la vida solo por dejar bonitos recuerdos, pero los recuerdos no alimentan. Muchos ministros han dejando para su familia hermosos Recuerdos de lo que Dios hizo a través de ellos o en ellos.
2. Trofeos.
Otros trabajan hasta el cansancio, sacrificando a su familia para dejar trofeos. Sus diplomas, sus placas, sus reconocimientos, edificios, ministerios, programas etc… pero eso no alimenta ni sustenta a mi familia.
3. Herencia.
La herencia es lo más preciado. Cuando se habla de herencia acá no se esta hablando de una buena cuenta en el banco, aunque si se puede sería una bendición, pero por lo menos, lo mínimo que yo podría hacer es dejarles la herencia de una vida libre de deudas.

LA DEUDA CONVIERTE A MI FAMILIA EN OBJETO DE COMPASIÓN Y CARGA PARA OTROS.
“y Eliseo le dijo: Qué puedo yo hacer por ti”.
• Dios no nos ha llamado a levantar una familia que sólo inspire compasión, sino una familia que sea fuente de compasión. Cuando somos fuentes encontramos propósitos grande y hermosos, cuando somos objeto perdemos el propósito.
• Dios le dijo a Abraham...” Te bendeciré (Objeto) y tú serás de bendición (Fuente) para las familias de la tierra.
• Es muy triste encontrar aún familias católicas que solo inspiran compasión y además han llegado a ser una carga para otros.

LA DEUDA TERMINA DEJANDO A LA FAMILIA SIN NADA.
“le preguntó Eliseo—. Dime, ¿qué tienes en casa?—Su servidora no tiene nada en casa —le respondió—, excepto un poco de aceite.
• En términos modernos diríamos que la familia ya había sido embargada. Camas, mesas, sillas, TV, había sido ya recogido por los acreedores. Quizás las esposas y los hijos ya estaban durmiendo en el piso.
• Nada, es nada. Excepto un poco de aceite.
• La Biblia en el libro de proverbios habla claramente de la vida de quienes se convierten en fiadores.

LA DEUDA EXPONE A LA FAMILIA A LA DEPENDENCIA DE GENTE EXTERNA A LA FAMILIA.
Sal y pide a tus vecinos que te presten sus vasijas; consigue todas las que puedas. Luego entra en la casa con tus hijos y cierra la puerta. Echa aceite en todas las vasijas y, a medida que las llenes, ponlas aparte.
• Esta mujer tuvo que depender de los vecinos para poder ver lo que más tarde sucedería.
• La Biblia dice en Deuteronomio: “Tu prestarás, pero no pedirás prestado”.
• Nunca podemos olvidar que siempre, aun cuando tengamos un buen trabajo tenemos que depender de Dios, pero tener que depender aún de gente extraña es doloroso, cuando eso sucede a consecuencia de una mala administración de nuestros fondos.
Sin embargo alguien podría decir, Bueno si es verdad, yo no he administrado bien, pero aún en medio de mis deudas yo he podido ver la provisión de Dios y aún milagros de Dios. Muy bien, pero acá esta la próxima:

LA DEUDA ME LIMITA A VER MILAGROS POR COMPASIÓN Y NO POR GLORIFICACIÓN.
En seguida la mujer dejó a Elíseo y se fue. Luego se encerró con sus hijos y empezó a llenar las vasijas que ellos le pasaban. Cuando ya todas estuvieron llenas, ella le pidió a uno de sus hijos que le pasara otra más, y él respondió: «Ya no hay.» En ese momento se acabó el aceite.
• Esta mujer vio un milagro en medio de su necesidad.
• Pero: Necesitamos entender esto: Hay dos tipos de milagros. Milagros por Compasión y Milagros por Glorificación.
Milagro por Compasión: es el que sucede para liberarme de mis angustias y dolores a consecuencia de mis malas decisiones, y Dios en su misericordia y compasión nunca nos deja, pero el milagro por compasión cesa cuando ya la necesidad esta cubierta.
Milagro por Glorificación: es el que sucede, primero para Glorificar a Dios y segundo para glorificar a los hijos de Dios.
Entendamos los que es Gloria: Gloria es calidad, excelencia, Peso, Valor. Los milagros por glorificación exaltan la calidad de Dios pero terminan exaltando la calidad de los hijos de Dios. El mana en el desierto. La provisión de ropa calzado en el desierto, etc.

Qué tu familia no sea de los que ven milagros por Compasión, sino por Glorificación.
Hay gente que sigue caminos errados, porque simplemente vieron un milagro por compasión en un momento de dificultad y en la próxima oportunidad se lanzan en carreras locas esperando que Dios les haga el milagro. Un milagro por glorificación es el que determina una vida de calidad por vivir en los principios de Dios.

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